viernes, diciembre 16, 2011

Elegía. Al no decir.

Siento que estoy en deuda contigo, entre muchas cosas, porque no hable cuando debía.
Porque no te dije lo que no dije, cuando quise decir redundante e insuficiente que te quería.
Y me sorprendo imitando esa mueca, esa ultima que hiciste cuando te subimos a la camilla
o esa mirada de desconcierto 
o tu sonrisa de no entender el mundo que te rodeaba.
Me sorprendo imitando tu paso roto y cojo, 
ese paso de hombre libre, suficiente, tremendo e inmortal.
 Y ¿Que explicar ahora? 
¿Si ya no no hay espacio para decirlo?
¿Si ya el tiempo en que los oídos estuvieron dispuestos para escuchar ha pasado y las orejas están tapiadas? 
¿Si las palabras salen podridas aun antes de que broten por la garganta?
¿Que decir, ahora que tu don de confesor no pueden escuchar mi voz?
¿Que decir, si tus ojos que reflejaban ese deje desconcertante de conocimiento desconocido
ya no me miran con orgullo de padre primerizo?
¿Que decir, si  tu cuerpo mustio se hace parte de otras vidas nutriendo la porción del todo que te vio nacer?
 Me sorprendo extrañándote, aun y sobretodo, por  la certeza del reencuentro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Que profundo y tristemente cierto...tus palabras hablan por las mias y de tantos otros más.... tontos que fuimos ayer, y ahora qué hacer? solo extrañarlos..."
Angie